domingo, 31 de mayo de 2015

Absurdamente absurdo

El mundo de lo absurdo


Es absurdo que exista un Dios invisible y que no se materialice para disipar tanta duda. Es un absurdo creer en un Dios que no vemos, pero es más absurdo negar a un ser que no vemos cuando aceptamos sin ver una infinidad de cosas. Es absurdo que la linda vida, sea corto para algunos y largo para otros; pero en general, corto para todos. Es absurdo temer a la muerte  aún sabiendo que todos moriremos.

Es absurdo vivir lleno de problemas y sufrimiento, y no quitarse la vida; pero es más absurdo quitarse la vida, por no poder tolerar los problemas y los sufrimientos como los demás. Es absurdo que parejas que son como perro y gato no se separen, pero es más absurdo aquellos que se separan civilizadamente y quedan como amigos pero no han tomado en cuenta el sufrimiento de los hijos.

Es absurdo criar hijos con tanta dedicación para que de anciano te abandonen o te recluyan en un asilo. Es absurdo traer hijos al mundo para abandonarlos, cosa que no hacen ni los animales.

Es absurdo confiar demasiado en alguien para que te engañen, pero es más absurdo desconfiar de todos. Es absurdo las leyes porque no disminuye los delitos. Es absurdo ser deshonesto porque hay leyes que castigan.

Es absurdo quemarse las pestañas estudiando y perfeccionándose cuando otros que no leen ni escriben logran mejor posición.

Es absurdo los impuestos porque es para la buena vida de los burócratas. Es absurdo elegir autoridades para luego cuestionarlos por incompetente y corrupto. Pero no es tan absurdo que alguien a puras promesas lleguen al poder y no cumplan ni una.

Es absurdo vivir como pobre toda la vida, pero es más absurdo llegar a rico para desvivirse cuidando su fortuna. Es absurdo creerse mejor o peor que otros porque siempre va a haber alguien delante o detrás tuyo.

Es absurdo seguir buscando más absurdos, porque es un absurdo de nunca acabar.  y lo absurdo de esta absurda conclusión es:
¿Qué absurdo sería esta vida absurda y esta absurda sociedad sin los absurdos.
Sin un Dios absurdo, sin políticos, jueces, policías absurdos; sin los absurdos defensores de los derechos humanos y los aburridos y absurdos ecologistas.

Perdería su absurda esencia, su absurda alegría de vivir y absurdamente nos hundiremos en una absurda monotonía. Y aunque absurdos seamos absurdos eternamente estaré agradecido con este absurdo Dios de los absurdos.


miércoles, 27 de mayo de 2015

Temer a Dios

Sabiduría y temor de Dios


El hombre devoto, bien leído, bien dotado de vasto conocimiento e informado de manera tal que se considere un “Sabio” , es un necio.

Un ser con sabiduría jamás presume de tal, porque es consciente de sus limitaciones para abarcar la inmensidad de la creación. El sabio medita todo lo que va a decir, pero jamás todo lo que piensa. Es cauteloso, cuidadoso con la lengua y muy consciente con su opinión.  

Hay tres cualidades que distinguen a los sabios:
  1. La prudencia.- Es la virtud por excelencia.
El catecismo de la Iglesia Católica lo considera como la que conduce, modera coadyuva a todas las demás, recibe el epíteto de “HURICH” que quiere decir: Jinete, piloto guía.
  1. La paciencia.-   
Junto con la prudencia interactúa con las otras virtudes y patrocina el respeto, la cortesía y la tolerancia.
  c. Temor de Dios.- Es el mayor de los demás.
Es el dimovo de la sabiduría revelada y encarnada; en un don que poquísimos poseen aunque es común a todos los Santos.

El temor a Dios no significa ni miedo, ni su juzgamiento; es saber andar por el camino correcto. Es use perfecto de la libertad que Dios y la sociedad concede, siendo conciente con sus deberes sin violar los derechos de los otros, en armonía con la moral y las leyes.

En Isaías el temor a Dios se ubica en el último lugar como sellando la gratitud de Vina, porque sus anteriores indesligablemente están sujetas a este don.

Hagamos memoria de lo que dice Jesús respecto a este don:

“No temeré a los que matan el cuerpo y no pueden aspirar a más. Temed, más bien, a aquel que puede condenar el alma”  

Este es el temor de Dios y la verdadera sabiduría.

domingo, 24 de mayo de 2015

El perdón nunca esta de más.

El perdón corazón del amor




Si pudiera existir en el mundo una palabra más bella que el amor, es el perdón. El perdón es el corazón del amor, sin ella nada tiene sentido, todo deja de latir.


Se rompe la comunión matrimonial, la convivencia social se resquebraja y la relaciones humanas se tornan imposibles.


Es tan importante el perdón, que cuando Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces debería perdonar la ofensa de su hermano y si con siete veces era suficiente Jesús le responde “no Pedro hasta setenta veces siete, o sea, siempre que te lo ruegue”.


“Perdonar a un enemigo es haber perdonado por cuenta propia antes que te lo suplique”

La envidia tiene dos caras

Dos Frutos de la Envidia




La tenebrosa mano del pecado, se apoderó del frágil corazón de Caín y la estrujo de tal manera que oscureció ser ya confundida mente. Confundida, al no entender porque la ofrenda de Abel, era más agradable a Dios que la suya. Y con el orgullo lastimado cogió una inocente piedra y  la descargó con toda en la nuca de su hermano, convirtiendo a esa piedra en arma de homicidio. Este es el primer fruto de la envidia. Junto con la violencia, la crueldad y el desatino.


Pero Dios que es tan sabio pero sobretodo justo. Creó la contrapartida; otro fruto de la envidia que engrandece al hombre. Es el fruto de la superación, es lo que los sabedores del alma humana lo conocen como la “Sana Envidia”.


Si Caín en vez airarse por la mejor ofrenda de Abel, se hubiera propuesto la siguiente vez a hacerlo mejor otra hubiese sido la historia.


El primer fruto de la envidia es destructivo, cruel y despreciable. Rompe toda ilación con Dios, con la sociedad y consigo mismo. El segundo fruto es constructivo, generoso, leal, asociativo, altruista, etc. Usa esa envidia como estímulo personal.


Por todo esto dice Jesús:


“Por sus frutos los conocereis”  

lunes, 18 de mayo de 2015

Me gustaría tener riqueza.... de la buena.

El peligro de las Riquezas.

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Hay un gran misterio en las riquezas: A uno le toca mucha a otros poca, a estos lo máximo a esos lo mínimo, a aquellos en exceso a aquellos nada.

Se han publicado infinidades de textos de cómo hacer seres con fortuna; y desde que la humanidad se conveirtió en sociedad, hasta hoy, nadie ha encontrado una fórmula para cerrar esa brecha entre los ricos y los pobres; es más, parece que la misma se hubiera acrecentado, porque la miseria ha aumentado a una cifra alarmante y sobrecogedora en las estadísticas: La mitad de la población mundial la sufren.

En todas las obras que proponen la manera de hacerse millonario, la regla es simple: Trabajo y constancia. ¿Será así?, ¿Será cierto que a la mitad de la población no le simpatiza el trabajo y que tampoco tienen perseverancia y corren al esfuerzo y  a la dedicación?
Pues déjenme decirles que es una conclusión disparatada. Pero vayamos desvelando los misterios, de los cuales tengo tres ejemplos dignos de tomarse en cuenta.

  1. Hay individuos que nacen con una ambición enfocada a la acumulación, y si no es en las primeras oportunidades, al décimo intento lo consiguen; como si Dios premiara su obstinada persistencia concediéndole por fin eso que incansablemente y con tanto afán buscó.
  2. Hay también de esos que sin saber mucho de economía y números se encuentran con las condiciones favorables y las coincidencias necesarias para llegar a ser un acaudalado y próspero hombre de negocios: Un gran empresario, reconocido, triunfador, aplaudido y hasta envidiado. Sí, hablamos de los presidentes… Es broma.
  3. Hay muchos, que por más que se afanan los resultados no son de lo esperado y no pasarán del término medio y se sentirán frustrados y decepcionados al compararse con los exitosos.

Lo grave de estos “Tres ejemplos”:

En los dos primeros casos se envanecerán y creerán que lo merecen: los halagos de los amigos y allegados los convencerán que es así, y muy pocos, poquísimos darán gracias a Dios, o según su creencia. En el tercer se deprimirá, paseara su fracasada humanidad en todas las reuniones preguntándose; en qué falló, qué le faltó, masticando quejosamente su indescifrada mala suerte.

El real peligro de las riquezas estriba en que total o parcialmente a unos más y a otros menos, siempre, pero siempre corrompen la sana relación con Dios. Te aparta de su camino y la sintonía real con la sociedad. Justamente por eso dice Jesús:


“Cuán difícil que un rico entre al reino de los cielos. ”

martes, 5 de mayo de 2015

Dos virtudes que cambiarían el mundo.

La fidelidad  y la lealtad



  


La fidelidad es la lealtad a todo tipo de relación; una amistad, un matrimonio o cualquier forma de unión sentimental. Y La lealtad es la fidelidad a la amistad. A toda persona con quien se mantiene una relación amical y a toda palabra empeñada.

Estas dos virtudes; indesligables, inseparables, convergentes e indisolubles, son incontrastables: no puede haber alguien que sea fiel y desleal o un infiel que sea leal, se crearía una contradicción, pues, el infiel será desleal por siempre y el desleal nunca podrá ni será fiel.

La fidelidad y la lealtad, son los soportes del edificio social, sus columnas y sus vigas. Sin estos dos factores cohesionadores, la sociedad se sacudirá y no se podrá sostener. La buena fe, la credibilidad, la confianza, la seguridad, los contratos, el comercio, los tratados internacionales subsisten en función de estos dos elementos, inclusive el presente y el futuro.

El infiel es un infeliz que buscando la felicidad propia, hace infelices a los que le quieren el bien. El desleal es inconforme, irresponsable, e incapaz de ser fiel a todo compromiso destruye toda relación humana.
Ambos son propensos a la mentira y a al engaño, sobre todo, a la corrupción. La infidelidad de Adán y Eva a Dios abrió las puertas del pecado; la deslealtad de Caín hacia Abel provocó el primer homicidio (fratricidio). La fidelidad propicia la paz; la deslealtad provoca la guerra.

¿Cómo puede esta humanidad desconcertada volver a recuperar estas dos “Virtudes”?.
Hay un solo camino defender la institucionalidad matrimonial. Nunca como hoy este sacramento ha sido relativizado, despreciado, minimizado, ridiculizado y hasta mongolizados a todos aquellos que la defienden.

El matrimonio es la mejor escuela para cultivar la fidelidad y lealtad. Es el espejo donde de reflejarán todos aquellos que heredarán y constituirán el futuro: Los hijo, el amor y la amistad están comprometidos con estos dos valores.

¿Qué sería de este mundo si llegaramos a olvidar estas dos joyas y lo desechamos?
Yo pienso que el caos total… Y ustedes, ¿qué opinan?


Un versículo del Salmo 85 nos recuerda que: 

"Cuando la misericordia y la felicidad se encuentran la justicia y la paz se buscan."